El catedrático de Psicología Antonio Sánchez-Cabaco fue el encargado de pronunciar el pasado día 4 de cotubre la lección inaugural del curso 2011-12 en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Su discurso fue denso a la vez que cuidado, profundo a la vez que exigente y en algunos casos difícil (quizás las circunstancias lo hacían difícil). Pero una vez reposado, repleto de reflexiones sugerentes, referencias muy valiosas y conclusiones bien articuladas.
A continuación algunos párrafos de su discurso titulado «Memoria, identidad y sentido vital«:
Su comportamiento raro y despistado, paradójicamente, es consecuencia de su gran capacidad mnésica que se convierte en un obstáculo. Ya lo había anticipado Nietzsche cuando sentenció que la buena memoria es, a veces, un obstáculo al buen pensamiento. Por tanto, el registro infalible del día de ayer y todo lo acontencido hace que el día de hoy y todo lo que ocurre sea totalmente nuevo, y esta permanente novedad es como la experimentaría alguien que no tuviera memoria.
García Márquez señaló que la vida no es lo que uno vivió, sino lo que recuerda y cómo la recuerda para contarla.
Decía Tulving (1989) que no recordamos los sucesos sino las experiencias de los mismos y esta máxima de la psicología de la memoria tiene unas consecuencias decisivas para desarrollar un sentimiento de satisfacción con el pasado.
Si en los retos de esta sociedad del conocimiento y de la información del siglo XXI se pone como horizontes fundamentales el superar la brecha digital, para evitar las rupturas sociales e intergeneracionales, también deberíamos enfatizar el papel de otras necesidades de alfabetización (la emocional por ejemplo) para que haya menos «emigrantes emocionales» y más «nativos existenciales». Por su clara urdimbre estructural y funcional, memoria y emoción deben tener caminos paralelos en la educación y en la vida para que contribuyan de forma coordinada en el encuentro del sentido.
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