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La creatividad que todos necesitamos

    Leía recientemente que estamos acostumbrados a aplicar la creatividad en campos y tareas donde la sociedad o la empresa no se vean perjudicadas. Es decir, automatizamos aquellas acciones donde no estamos dispuestos a cometer errores, donde la rutina garantiza la eficiencia por encima del riesgo.

    En cierto modo algo de razón hay en esta afirmación pero, ¿qué sucede cuando la garantía del éxito esta en el propio riesgo?¿qué sucede cuando el perdedor es aquel que, sin alejarse de la seguridad que le reporta la rutina, se olvida de la habilidad creativa innata del ser humano?.

    Todos nos hemos encontrado en situaciones de incertidumbre, momentos de escasa reflexión con decisiones sujetas a un “si” o un “no” que nos pueden dar el paso al éxito o al fracaso. De todas ellas hemos salido airosos y hemos llegado a tomar decisiones concretas sobre la base de informaciones imprecisas.

    Así como en otras áreas de estudio, en el campo de la tecnología todo esto constituye una constante. Nada es eficaz cien por cien. Nada es verdadero y rotundamente preciso. Pero es ahí donde está la clave del éxito. Estoy seguro que si le preguntáramos a cualquiera de las personas que han cosechado fortunas en Internet como nació la idea que les encumbró muchos de ellos quitarán hierro al asunto alegando casualidad, descubrimiento o serendipia (eso sí, en un garaje).

    Todos los que conocemos profundamente la red tenemos en nuestra cabeza una idea que podría triunfar. Es el negocio del siglo hasta que descubrimos que alguien se nos adelanta o hasta que valoramos el riesgo. Es entonces cuando aparcamos la idea en una esquina de nuestra cabeza y la juntamos con el resto de ideas sobresalientes que hemos tenido en nuestra vida.

    El riesgo nos supera y nuestras necesidades internas se apagan por no buscar una aplicación de nuestras habilidades creativas. Sin embargo, otras muchas personas, aquellos que mantienen en constante evolución nuestro mundo digital, asumen los riesgos a partir de la transformación, del cambio, de la necesidad. Creen en ellos mismos y en sus ideas y las aplican en conciencia.

    Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim jamás pensaron en hacer tanto dinero generalizando una necesidad personal.

    No desistamos. Faltan muchas cosas por hacer, por crear, por transformar.