Entre las ideas de futuros emprendedores y las grandes compañías están los pequeños negocios, las pequeñas empresas que mantienen vivo un país, que llevan funcionando años y que lo siguen haciendo a pesar de las dificultades. Son aquellas que aguantan estoicamente la realidad del día a día y que se convierten en una valiosa fuente de empleo.
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Esas pequeñas y medianas empresas (pymes) que alimentan la economía y que se han convertido en víctimas y supuestas salvadoras de la película que estamos viviendo, cuentan con serios problemas para acceder a recursos financieros y sobreviven a un sinfín de cargas administrativas que no son precisamente el aliciente indispensable para evolucionar, crecer o innovar.
Si miras las calles de cualquier barrio, de cualquier ciudad, entenderás de qué se trata. Cientos de locales vacíos, con sus carteles de «Se alquila/Se vende», el resultado de un ahogamiento constante y cada vez mas intenso hacia los negocios que han podido dar de comer a varias generaciones o que, simplemente, dan vida a una calle con su actividad. Ahora, nuestras ciudades sufren de «austeridad» y solo reflejan tristeza con tanto local cerrado, abandonado.
Pero las oportunidades siguen estando ahí y muchos pequeños negocios se esfuerzan por mejorar y seguir ofreciendo a sus clientes lo mejor de sí mismos. En nuestro país no somos capaces de entender que su existencia no es solo un beneficio para quién trabaja y vive de esos negocios. Las calles, el barrio, nuestro pueblo, el gobierno, la administración, nuestros hijos o la abuelita del quinto ganan mucho, muchísimo, teniendo una panadería, una pizzería, una joyería o un café cerca de casa. Hacen de nuestro entorno algo especial, diferente, único.
La especialización, la calidad del producto, precios competitivos y una buena atención son aspectos muy valorados en cualquiera de estos sectores comerciales y de servicios. Pero los propietarios de los miles de negocios que «iluminan» nuestras calles necesitan ayuda para mantener su actividad a flote y seguir respondiendo a todas esas premisas fundamentales. Están solos y no pueden hacer frente a las pequeñas inversiones que les permitan crecer y progresar.
Ahora la solución puede que se llame crowdfunding
Financiar proyectos, empresas, campañas o iniciativas diversas a partir de micro pagos individuales viene a ser una fórmula fantástica que favorece la innovación, la creación, el avance y la participación. Sitios como Kickstarter, Ioby, Verkami, Goteo o Lanzanos saben mucho de esto y aprovechan bien la fórmula del crowdfunding para ayudar a sacar adelante proyectos muy variados.
Si esto mismo lo aplicamos al pequeño negocio y lo mezclamos con algunas ideas provenientes de los sistemas de microfinanzas y microcréditos como Kiva o Cibersolidaridad, el resultado es Smallknot, un site que aplica el concepto «préstamo social» y busca la inversión local a cambio de variadas recompensas, solucionando así las dificultades de propietarios y comerciantes para acceder a recursos financieros.
El libro de Amy Cortese titulado Locavesting: The Revolution in Local Investing and How to Profit From It fue el comienzo de esta historia y en parte la inspiración para Jay Lee, Ben Rossen, y Jason Punzalan, fundadores de Smallknot. Los datos que ofrece Cortese en su libro corresponden al mercado americano pero estoy seguro que podemos establecer cierto paralelismo con nuestro país:
Even her unadorned statistics make for powerful arguments:
– Every dollar spent at a locally-owned business generates three times more direct, local economic activity than a dollar spent at a corporate-owned peer.
– Small businesses make up 99% of all U.S. companies, employ half of all private sector employees and contribute half of private GDP, yet of the $26 trillion held in public securities, not a penny goes to local business.
– Of all of the money that flows through our stock markets, 1 percent goes to productive use and the other 99 percent is trading and speculation.
En consecuencia, la fórmula que proponen desde Smallknot ayuda a encontrar financiación y soluciona un problema de fondo del propio sistema. Además, facilita el contacto entre negocios y clientes, haciendo partícipes a estos últimos del progreso y la evolución de la actividad comercial.
A esto hay que sumar que todas las campañas publicadas en Smallknot son estudiadas y analizadas previamente por ellos mismos para facilitar el seguimiento de la inversión. Un aval importante que da fuerza y credibilidad a los negocios que apuestan por una financiación colectiva.
¿Y ahora qué?¿Te animarías a financiar con una pequeña aportación el negocio de tu barrio?